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Guantes y vestuario para protección química
En torno al 40% de las empresas europeas trabaja con sustancias biológicas y químicas en sus centros de trabajo.
Según el Gobierno de España, las actividades con más siniestralidad por sustancias peligrosas son la industria manufacturera, la construcción y la agricultura. Con la llegada de nanomateriales a la industria, el peligro se incrementa, según la Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo.
Los operarios expuestos pueden recibir contaminantes por vía ocular, respiratoria, digestiva o dérmica, principalmente. Una insuficiente protección puede provocar problemas de salud graves y duraderos: enfermedades profesionales, inflamaciones de la piel severas, cáncer…
Por este motivo, es recomendable realizar una evaluación de riesgos y repetirla periódicamente para identificar y gestionar sustancias peligrosas, mediante sistemas de protección colectiva y también individual, con los epis (equipos de protección individual) destinados a las personas de tu empresa.
Equipos de Protección Individual
Para proteger a tus empleados, debes saber el tipo y dimensión de los riesgos. Tras identificar el riesgo e implantar sistemas de protección colectivos, debes elegir el tipo de EPI, lo que implica un conocimiento de las normas y analizar la casuística de cada trabajo y de cada operario:
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Protección de manos y pies: guantes, cremas y calzado resistentes que protejan frente al contacto.
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Vestuario de protección: trajes herméticos para evitar el contacto con sustancias sólidas, líquidas o gaseosas.
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Protección de ojos: pantallas que protegen frente a salpicaduras y partículas proyectadas velozmente.
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Protección respiratoria: máscaras que protegen de la inhalación y ante la ausencia de oxígeno.
Los trabajadores tienen que enfrentarse diariamente a algún riesgo químico cuando manipulan productos más o menos agresivos (ácidos, disolventes, aceites...). Existen más de 100.000 sustancias químicas catalogadas y que se identifican por el número de CAS.
Para elegir un guante de trabajo que proteja de las sustancias químicas debe tenerse en cuenta la familia del producto químico que se va a manipular, el tiempo de contacto, el nivel de destreza, etc. Juba, a través de sus profesionales, facilita la elección del guante más adecuado de acuerdo con la normativa y los ensayos que deben cumplir los guantes.
La norma EN 374:2016 establece los requisitos para los guantes destinados a la protección contra los productos químicos y los microorganismos.
Hay guantes que ofrecen protección contra microorganismos (bacterias y hongos) al cumplir con la EN 374-2:2014 (fuga de aire y fuga de agua), porque analizan la estanqueidad. Hay guantes que, además, ofrecen protección frente a virus para lo que deben cumplir la ISO 16604: protección a la penetración por bacteriófagos Phi-X174 transportados en sangre.
En Juba se realizan tres tipos de ensayo: de penetración, degradación y permeabilidad.
Juba tiene una gama completa para los distintos riesgos químicos, en algunos casos desechables, y de diferentes materiales: látex, nitrilo, pvc, neopreno... La compañía ofrece un completo asesoramiento e información sobre el guante que cada empresa y trabajador requieren según el riesgo y la exposición.
Vestuario desechable
JUBA ha lanzado recientemente una línea de vestuario de trabajo desechable con diferentes niveles de protección para cubrir las necesidades en actividades laborales que puedan suponer un riesgo para la salud y en algunos casos en los que el trabajador deba protegerse de productos químicos.
Gestión de riesgos
La gestión de sustancias peligrosas no solo es una obligación de las compañías, sino que beneficia a la seguridad de los trabajadores. Los costes de la exposición en el trabajo a agentes cancerígenos se calculan en 2.400 millones de euros al año en Europa, según un artículo de Euronews en colaboración con la Comisión Europea.
Incrementar la inversión en la gestión y control reduciría notablemente estos costes. Supondría grandes beneficios, así como un incremento de la motivación de los trabajadores y, por tanto, de la productividad. Esto implica una inferior rotación de personal y, como consecuencia, una profesionalización superior.
La evaluación de riesgos es el primer paso en la prevención, según la legislación de la Unión Europea. Para hacer una evaluación de tu centro de trabajo, debes seguir un procedimiento:
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Primero, debes realizar un inventario de sustancias peligrosas y de las generadas en tus procesos de trabajo: combustión, escape de gases, humos metálicos, nieblas de aceite, formaldehídos de colas, vapores orgánicos, productos del reciclaje de residuos…
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En segundo lugar, tienes que recoger información sobre gestión de productos peligrosos: sustancias químicas, biológicas o carcinógenas…
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Tercero, debes evaluar la exposición de tus empleados a las sustancias peligrosas, según su tipo, intensidad, duración, incidencia y frecuencia.
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Por último, tienes que diseñar un plan de acción por pasos, para gestionar estas sustancias según prioridades. La eliminación o sustitución es la primera alternativa. Si no es posible, debes reducir la exposición. La opción última es el uso un equipo de protección específico en materia de sustancias peligrosas.